MEMORIAS DEL MANATÍ
EXTRAÑAMOS AL MATADOR
EXTRAÑAMOS AL MATADOR
Nadie como él tenía la pierna izquierda más precisa. Sí, nadie como él era el delantero “centro estorbo” por antonomasia. Tenía las cualidades innatas de un fulbitero: salto de doble ritmo, pressing, anticipación, dribling, una endiablada cintura, cabezazo certero y la finta malcriada con su zurda maldita en la superficie de un mosaico; pero, claro, todo a medias. Aunque era todo lo que deseaba tener. Pero, a decir verdad, le bastó la intuición y una pizca de suerte para ser lo que fue: el ídolo de muchedumbres. Sobre todo, Dios, de las muchachas silvestres del Tahuantinsuyo. Peloteros como él, existen pocos y contados, lo digo yo que he visto desfilar por las canchas del pueblo, desde el “Carnicero negro” Juancho Villalobos hasta el “Retacito de genio” Valentín. Y si ganamos las copas que ganamos fue por este hombre. Hombre de pocas palabras, frente amplia y la sonrisa pronta como sus goles: Cesarín Burruchaga. Más conocido en el mundo como el gran “Mucharisa”. Fue el Euclides del fútbol. Yo le vi hacer la chalaca más espectacular que ojos humanos jamás hayan visto, sí, lo vi medir, en segundos, con toda la paciencia del mundo, el espacio de la losa donde iba a caer, luego, a ese mismo espacio, en ese mismo tiempo, meterle una limpiada con la palma de su mano y, como un relámpago, elevarse en el aire, de tres a cinco metros, más o menos, y tirarse de espaldas, como un suicida volatinero, para empalmar el balón con el empeine y ¡GOOOL! Claro, luego teníamos que recogerlo del piso, inconsciente, y llevarlo a su casa vendado como una momia; pero no sólo era un temerario con la pelota, era también un teúrgo, él era capaz de hacer milagros que ponían los pelos de punta del espectador más escéptico, en cualquier momento del encuentro, él era capaz de sacar un “conejo” de sus botines y definir un partido.
Después vino la vorágine e inexplicablemente lo dejamos ir. Los del Equipo del Pueblo nos equivocamos. Pensamos que su partida no nos afectaría en nada y lo reemplazamos con el “Borrico” Jishu De la Cruz, que se esforzaba en dar lo mejor de sí, es cierto, pero eran evidentes sus limitaciones. (Yo hubiera corrido para rogarle al “Mucharisa” que no se vaya, pero hacer eso hubiera sido aceptar, frente a los rivales de toda la vida, que nuestro equipo dependía de él, y me contuve, preferí su silenciosa partida antes que la mofa y el escarnio). Además, él ya había cruzado el río del amor con la seguridad de que en la otra orilla le esperaba la dueña de su abatido corazón: Sarita “colonia” de Tilda, ella ahora era la dueña de su corazón y así lo demostró, jugando para el rival e toda la vida, tan sólo por amor.
Un año después, el equipo rival de toda la vida, Tilda, lo presentó en nómina de titulares. (Era marzo del 94 y una canción estaba de moda: “El Matador”). El rival nos quiso trabajar a la nostalgia pero nos echamos las penas al hombro y salimos a la cancha. Cesarín Burruchaga, alias el “Mucharisa”, todo un caballero, se acercó para el respectivo saludo, cosa que no nos cayó tan mal y le extendimos la mano, pero la guerra estaba declarada y Cesarín Burruchaga era disidente. Por eso tomarnos la foto no, eso sí que no. Era inaceptable, una cosa es la amistad fuera de la cancha y otra la rivalidad en ella, y Cesarín Burruchaga lo sabía, como sabía también que nuestro jugador Dany “Uchita” Velásquez lo marcaría a presión y haría sin reparo alguno, porque por cosas del destino otra vez estaban frente a frente y lo cierto era que una antigua rivalidad los unía otra vez el amor de la Tola; “Tilda” nunca encontró la fórmula para detener nuestras arremetidas. Habían perdido la brújula en pleno encuentro, sus jugadores corrían perdidos en la cancha, deambulaban por el área y reventaban la pelota a donde sea. A los siete minutos ya íbamos uno a cero con gol de Piter “Manotas”, los rivales temerosos de una aplastante goleada abandonaron sus puestos de ataque, (aunque, a decir verdad, nunca atacaron) y se fueron a defenderse con uñas y dientes para no ser goleados. Estábamos diablos, saetas, venenos, pero una jugada fortuita, que no merece más comentarios que sólo decir que Micho alias el “Feto de buitre” y “Mucharisa”, el disidente, hicieron una pared, sin plomada ni escuadra, y nos empataron. Nos dejaban un molesto ardor arañando nuestros oídos al oír a su barra festejando la igualdad. Pocos minutos después, un desborde de Piter “Manotas”, el gordo Tobi que amaga cabecear y el “Pájaro”, el carroñero, siempre al acecho, lo para con el muslo, y, antes de dar un bote, lo empalma y a las redes: 2-1.
El segundo tiempo fue vibrante. “Tilda”, no sabemos de dónde sacó gente, pero hizo entrar a tres zambos que le cambiaron la cara al partido. Desde ese instante fue de poder a poder, de ida y vuelta. Faltando dos minutos para el pitazo final, a “Mucharisa” se le ocurre sacar uno de esos odiosos “conejos” y: “¡Gooolll!” (Fue un violento, pero bien colocado cabezazo, y 2-2).
Ya pasado el tiempo, recién ahora nos enteramos que Cesarín Burrochaga nunca tuvo la intención de cabecear esa pelota, alguien le pasó la voz _ creemos que fue Sarita “Colonia” de Tilda _ él volteó, rápido y violento, y, por esas cosas de la vida, la pelota fue directa a su testa bendita y, al girar, le golpeó preciso en la frente y, como si fuera un cabezazo perfecto, batió a nuestro arquero el “Loro” Lorenzo. Y si no le pasan la voz ni se daba cuenta que la había metido, más estaba guiñándole el ojo a Sarita, haciéndole “piquitos” de lejos y cuidando que no se le desarme el peinadito que estaba estrenando. Desde entonces la barra de “Tilda” lo llamó ”El Matador”, “Matador de ilusiones”, dijo la nuestra, muy dolida, y lo decretaron persona no grata en el pueblo porque nos obligó al alargue y, por último, a los penales: pateó el gordo Tobi y al palo, pateó el “Pájaro” y al palo, vino Piter “Manotas” con un desparpajo tremendo y gol. Bastó ese gol para ganarle a “Tilda”, que perdió el empate en los pies enclenques del “Hormiguero” Juan Fallopio.
Ahora, a pesar que es bastante el tiempo transcurrido, extrañamos al “Matador”, “Si hubiese jugado por nosotros”, pensamos ahora, un “conejo” de sus botines y no hubiera sido necesario ir al alargue, ni mucho menos a los frustantes penales. ¿Dónde estará el Matador? ¡Dónde, Dios! Un “Matador” que extrañamos aún en la nómina titular de nuestros vetustos jugadores.
Dicen que lo han visto deambular por los corredores de un viejo mercado, con la mirada perdida y todos los años encima. Dicen, también, que lo han visto pateando una lata, confundiéndose, quizá con una pelota, en su abrupto delirio, y hablando a solas con las paredes descascaradas de las calles. Flaco, ojeroso, con una barba desperdigada por el mentón partido y completamente desaliñado, pronunciando palabras que parecen ser meros nombres de conocidos: “Oye, Ullon...hey, “Pájaro”... ¡Tobiii!...”, dicen que llama, solito, como un loco, y, lo han visto, riéndose con el viento por los matorrales; Sarita “Colonia” de Tilda parece que no le hizo el milagro del amor y en su desesperación cruzó los linderos de la cordura y perdió la razón. Y es que del amor a la locura hay a penas un paso y parece que Cesarín “Mucharisa” Burruchaga trastabilló y dio ese mal paso al abismo oscuro de la sin razón, del que tal vez nunca regrese, salvo Dios nos haga el milagro y saque el viejo barbudo un “conejo” de su enorme bolsillo y cambie el final de esta historia, como el “Mucharisa” y sus acostumbrados “conejos” cambiaban siempre el final de nuestros partidos y remontábamos el marcador.
El Manatí..
7 comentarios:
Esta historia relata claramente la mezcla de un talentoso futbolista, que por cosas del destino se perdió en la locura.Además resulta interesante como mezcla características con cualidades.
:)...Mucharrisa era un buen jugador y luego se enamoro de Sarita. Después se fue a TILDA, el equipo rival, ahí se gano el titulo: EL MATADOR; En el equipo anterior lo reemplazaron con Borrico. En el partido donde se gano el titulo le hizo punto al equipo contrario con un cabezazo, sus compañeros anteriores sabían que no fue su intención, que alguien(SARITA) le había guiñado el ojo para que hiciera punto.Pasaron los años y todos crecieron, dicen que lo han visto deambular por un mercado viejo y ahí se quedo... como un loco...
-Me gusto esta historia es algo rara pero es bonita :) :3
linda historia que representa que la locura y el amor siempre están juntos y EL MATADOR se volvió loco al ganarle a su equipo de toda la vida al igual que SARITA por que ella lo ayudo para que este metiera el gol ;)
mucharisa era el euclides del fútbol . Todos lo conocían porque jugaba bien. Después dejo el equipo en el que jugaba y se fue al equipo contrario donde lo nombraron EL MATADOR y en su equipo de antes lo reemplazaron por borrico. mucharisa se enamoro de sarita quien lo ayudo a meter gol. el matador se volvio loco y dicen que algunos lo ven deambular por el mercado .
Me pareció una bonita y graciosa historia, entretenida y con palabras graciosas; la parte que más me gusto fue la parte en el que los jugadores y sus rivales de toda la vida jugaron un partido, aunque me dio un poco de cólera que los protagonistas perdieran sólo por alguna extraña razón del destino, además de la intervención de la novia del matador, llamada Sarita, y también me puse muy triste en la pate en la que el matador se volvió loco, todo por culpa del amor pero, que se puede hacer, ya que del amor a la locura hay sólo un paso.
Oscar mendoza dijo...
no me parece que el "matador" alla perdido todo por un amor que no le correspondia sarita, pero buena historia
El matador perdio mucho porque se enamoro de Tilda y hizo todo por tratar de conquistarla y es que del amor a la locura hay un paso, es una historia un poco rara pero muy interesante
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